El último desfile de Chanel tuvo como sede en una inmensa brasserie ubicada en el Grand Palais en París. Karl Lagerfeld volvió a ser el encargado de dejar a todo el público con la boca abierta no solo con sus diseños sino también con la puesta en escena que montó para el desfile.
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Cada rincón estaba programado para que la gente saque fotos, siguiendo el estilo del diseñador ningún spot quedó descuidado y ni bien entrabas al café todo acompañaba para que te sientas en otra época. El mismísimo Karl Lagerfeld se encargó incluso de hacer de barman y servir unos tragos. No me crees? mirá las fotos acá.
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